El viajero que retrató un paí­s: Jesús Aguilar Paz

Manuel de Jesús Pineda


A veces tenemos que ser tenaces como Jesús Aguilar Paz. Su afán de conocimiento lo llevó lejos. Su andadura lo condujo por todos los caminos de Honduras, y nunca se dejó derrotar aunque el proyecto fuese inmenso.

Gracias a él tenemos el rostro del país demarcado en un mapa. Lo dibujó con muchos detalles. Esta tarea le consumió dieciocho años de su vida.

Él le prometió a su maestro Pedro Nufio que le haría un retrato a la patria. Y así fue. Él creyó que «el mapa es un libro con las páginas siempre abiertas».

Para elaborar la imagen del país realizó enormes esfuerzos. Las arduas jornadas las hacía en mula o a caballo por caminos lodosos y duros. En esas andanzas su comida se limitaba a totopostes, rapadura y sal. Solo eso llevaba en las arganillas, unas bolsas de cuero que usan quienes viajan en bestia. ¡Ah! También llevaba un recipiente para beber agua hecho con el fruto del morro; de esos que llaman huacal o guacal, y que ahora es raro ver en las cocinas de las casas campesinas.

El Autor
Manuel de Jesús Pineda es mi nombre completo. También soy originario del departamento de Santa Bárbara, como Jesús Aguilar Paz. Mi vida comenzó en un rinconcito del municipio de Petoa, allá por 1962. En la cima de un cerro cubierto de pinos mis padres tenían una casa, ahí nací y pasé parte de mi niñez.
Contar la vida de Jesús Aguilar Paz fue una bonita experiencia, porque es una persona a la que hay que tener como modelo y hacerle los honores que merece.

Él superó las limitaciones y nos dejó su legado de amor por Honduras. Para elaborar esta historia me basé, principalmente, en el libro El alquimista de Gualala, que escribió el doctor Enrique Aguilar Cerrato, hijo de nuestro protagonista, Jesús Aguilar Paz.

ISBN: 978-99926-54-86-6
Primera edición, enero 2018, 24 pp. Con ilustraciones de Francisco Javier Vallejo
L 150.00 / US$ 6.75