Cuestionamiento al sistema jerárquico de género en el discurso prosufragista de las mujeres hondureñas |
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El discurso sufragista de las mujeres hondureñas de los años cuarenta fue un discurso contrahegemónico, por cuanto cuestionó las representaciones socioculturales dominantes en el discurso patriarcal sobre la identidad y rol social de la mujer. Así, la extendida asunción de que la maternidad era la misión suprema de la mujer y que era, además, incompatible con el quehacer político fue desafiada por las sufragistas. Ellas resemantizaron el concepto de maternidad, pilar fundamental en la definición de la identidad femenina, al rechazar la asunción de que la vida de la mujer debía girar en torno de su función reproductora. Por otro parte, la maternidad, lejos de ser vista como un obstáculo para participar en la vida política como ciudadana, tal como se argumentaba, fue vista como una ventaja; como un atributo de la mujer que haría del ejercicio político una actividad socialmente moralizadora y benéfica. «Las mujeres, por nuestros propios dolores y por nuestra condición de madres, se afirmaba en un editorial de la revista Atenea, en un tribunal de Ley, aplicaríamos las disposiciones legales con una muy buena dosis de moralidad, capacidad y responsabilidad social e histórica»1. En tal sentido, las sufragistas dinamizaron o politizaron la noción de maternidad al proyectar sus límites más allá de la estructura familiar. No obstante, un aspecto tal vez digno de mencionarse aquí es que las sufragistas hondureñas no hicieron del atributo de la maternidad una estrategia discursiva central para abogar por el acceso de la mujer al poder político como sí lo hicieron las sufragistas de otros países latinoamericanos2. En tal sentido, ellas reclamaron sus derechos ciudadanos apelando no a su condición de madres, sino a su condición de seres humanos merecedoras de los mismos derechos que disfrutaba el hombre. |
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En 1947, la revista Atenea planteaba que en el país se estaba iniciando lentamente un movimiento feminista y se llamaba a aquellas personas identificadas con los intereses de la mujer a sumarse a la «campaña de redención femenina» con la cual la revista estaba comprometida7. Paca Navas de Miralda conceptualizaba el feminismo, en 1944, como una «bandera de defensa para la mujer, a la cual no hace mucho tiempo se le juzgó completamente inhábil para todo lo que no fuera procrear hijos y atender las mecánicas entrentenciones del ama de casa»8. Por eso, afirmaba, «el feminismo como doctrina de liberación para la mujer, hubo de ser para ésta como el despertar a una nueva conciencia dentro del espeso mundo de prejuicios en el cual vivió enclaustrada por varios siglos a través de varias generaciones»9 |
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