Los trágicos días de 1969 son narrados en esta novela desde la perspectiva de la pudrición del gobierno imperante, la corrupción y el abuso de poder... Tegucigalpa emerge así, en estas páginas, de sus tres cápsulas centenarias de soberbia, discriminación y olvido de la República, algo que empeora la guerra.
Conformado por catorce narraciones que, desde diferentes perspectivas, con sutileza y apego a la condición humana, recrean el inagotable tema del amor de pareja.
Estas páginas agavillan las andanzas, luchas, anécdotas y discretos recuerdos de una vida. Se suceden sin otro concierto que el dictado por la respiración un poco anárquica de la memoria, respondiendo a un propósito ajeno a toda pretensión de trascendencia o de darse importancia.
Primera incursión del Padre Melo en la narrativa. Aborda el fenómeno multitudinario de la emigración hacia el norte. Se sirve de dos personajes principales: la joven Carmen del Socorro y el también joven sacerdote Ceferino Menocal; ella para el camino y él para los presupuestos de la partida, que están en la base de un auténtico afán de huida: violencia, injusticia, represión.
Estas historias, tejidas con los hilos de la nostalgia, cuentan la saga de una familia que, como tantas otras en la Honduras de inicios del siglo XX, emigró del «interior» hacia la Costa Norte, donde el futuro lucía prometedor.
Lectura de sugerencias múltiples. Un caldo social violento —represión y resistencia— con héroes que prefieren la muerte a la infidencia. Rechazo a religiones que contravienen los códigos inscritos en los genes de la especie. Humorismo que expone la gozosa sensualidad de mujeres en plenitud sexual.
Sube por todas las escalas del lenguaje para hacer constar la evocación sentimental, la risa contenida, la parodia de voces y escrituras, cartas de familia, inserciones puntuales de las efemérides, que son también una forma de humor, todo para ejecutar con mano maestra un repaso descarnado de la historia de Honduras a través de las historias familiares y de las vidas entrecruzadas de los protagonistas.
Nueve cuentos que, valiéndose de personajes cotidianos y un lenguaje fresco, enlazan dos generaciones que, en contextos muy distintos, decidieron dejar atrás lo más querido para intentar cambiar la historia impuesta: unos en oposición al golpe de Estado de 1963, y otros contra la «guerra sucia» de la oscura década de 1980.
Esta novela, construida con agilidad periodística y calidad literaria, retrata a personajes reales orillados a la incertidumbre del destierro, y hace suyas las vivencias, el lenguaje, los sentimientos y las emociones de niños que muy temprano aprendieron a reprimir el llanto y a tragar desilusiones.
La irrealidad está casi permanentemente al acecho, invadiendo lo cotidiano y dándole un carácter misterioso e inquietante. El paso del plano real al irreal se da imperceptiblemente. Estos cuentos poseen intensidad, es decir, poder de concentración y reducción esenciales, manteniendo al lector en vilo hasta la última línea.
Novela en la que se respira el mundo mítico del siempre ignoto pueblo de La Moskitia hondureña. En ella, los personajes aman, luchan y sufren, aferrados a la vida, en un entorno de incalculable belleza y biodiversidad que se torna hostil y destructivo cuando las fuerzas de la naturaleza se desbordan.
En 1908, hace ya cien años, una joven mujer, Lucila Gamero de Medina, se consagró como la primera novelista en Honduras al publicar Blanca Olmedo, una de las obras más leídas por los hondureños de todos los estratos académicos y sociales.