Muchos fueron capturados y pronto Balliceaux fue demasiado pequeña para albergarlos a todos. Fueron transferidos a Bequia y más tarde a Roatán, una isla en la Bahía de Honduras. Según un relato histórico, eran un total de 5040.
El 23 de abril murió el gran escritor español Miguel de Cervantes Saavedra. Y como una manera de rendirle homenaje se ha escogido esa fecha para celebrar el Día del Idioma.
De pronto, en la Calle Real, la calle donde yo jugué muchas veces al caer la noche con «el ángel de la bola de oro», el gentío paraba su tropel sólo para presenciar la llegada de quien iba en el nombre del Señor...
El discurso sufragista de las mujeres hondureñas de los años cuarenta fue un discurso contrahegemónico, por cuanto cuestionó las representaciones socioculturales dominantes en el discurso patriarcal sobre la identidad y rol social de la mujer.
Vuela siempre hacia arriba, hacia la cúspide del monte coronado de águilas, hacia la gloria de la luz. No lleves en tu garra de hierro las piltrafas de las carnes de tu enemigo: ni en tu ojo rutilante el fuego del odio que sientas por él, ni en tu pico, hecho para partir las viscosas víboras, el rastro de la sangre de su corazón.
Es claro que en las sociedades hispanoamericanas del siglo XIX las elecciones tuvieron dos funciones: legitimar el poder y seleccionar a los hombres que integrarían la representación nacional y, al mismo tiempo, simbolizar el nuevo orden. En otras palabras, se trataba de nombrar o seleccionar antes que de elegir a los hombres más apropiados.
Nos informan que a las seis de la mañana llegó el auditor de guerra a notificar la sentencia de muerte a Wainwright, y al entrar aquel funcionario a la celda juntamente con el jefe del centro penal y otras personas,el reo todavía gritó vivas al Soviet y a la revolución social.
Juan Pablo Wainwright Nulia, era «… un solitario que busca la comunión: un solitario-solidario». Esta solidaridad le costó la vida a Juan Pablo que, solitario y altivo, enfrentó el pelotón de fusilamiento en la Guatemala de Ubico, en febrero de 1932.
En la adolescencia, José Francisco tuvo que empacar algunas letras y comas para mudarse al pueblo de Morocelí con su familia.
El reclamo de la regia cantidad de diez mil maravedís anuales provocó la pérdida de credibilidad del Almirante: fue Rodrigo de Triana quien divisó tierra, pero la recompensa la cobró Cristóbal Colón.
Fue impreso en Comayagua en una imprenta del Estado, que estaba a cargo de Eulogio García, en 1836. El original se encuentra en la Biblioteca del Congreso en Washington.